ELLA ES VICTORIA
Todos tenemos una vida increíble, anécdotas que contar, trágicos sucesos o momentos inolvidables. Pero tengo que reconocer que unas personas más que otras. Victoria, pasa ya los 60, pero una vez fue niña. Ella siempre me cuenta que de pequeña fue feliz. Sus padres le querían y le mimaban, y se acuerda de cada gesto. Su padre, un hombre trabajador, humilde y bueno, era culto y guardaba infinidad de libros debajo de la cama, en una caja que él mismo había construido. Cuando montaban el circo, él la llevaba todos los días. Era 16 años mayor que su madre. En el colegio, las compañeras solían mofarse "¿ya te vas con tu abuelo al circo?", a lo que ella respondía "Si, mi abuelo, el que me lleva todos los días al circo... ¿y el tuyo, te lleva todos los días al circo?". Esas son las cosas que hacen crecer a un niño. La envidia que los demás lanzan en forma de flecha. Y poco a poco, uno se construye la armadura. Pero Victoria no tuvo mucho tiempo para ser niña ni construir nada. Cuando tenía 13 años sus padres se marcharon. Un día, simplemente, dejaron de estar aquí. Primero su padre y días después su madre que, enferma en los brazos de Victoria, dejo de estar, de respirar, de hablar, de mirar. Se marcharon, desparecieron o como lo quieras llamar. Y Victoria se hizo mayor. Nunca le he preguntado que sintió en ese momento porque me da miedo. Dejó atrás su pueblo y empezó a trabajar. Y nada más se supo de la casa y las pertenencias de sus padres, que fueron repartidas. Si vierais a Victoria, nunca podríais imaginar que una flor tan delicada como ella fuera capaz de hacer tantas cosas. Trabajó y trabajó. Limpió y limpió hasta que le dolieron las manos. Y luego siguió limpiando. Y consiguió una sola cosa suya, su casa. Nunca podrán decirle lo contrario. Victoria tuvo 3 hijos. Y siguió trabajando hasta entrado los 60, hasta que sus manos le dijeron seriamente que no podían aguantarlo más. Y yo, que soy de pararme a pensar en las casualidades de la vida, pienso en la casualidad de que ella se llame Victoria. Toda una vida luchando. Espero que se sienta victoriosa de haber sido capaz de andar y no dejar de caminar con cada golpe. Se le nota en la cara, ella es Victoria.
(Preservaré la identidad de Victoria, demasiado es que me haya tomado la libertad de publicar un breve resumen de su vida sin su permiso. Nunca lo leerá. Y aunque no sirva para nada, que quede flotando mi humilde homenaje. Todos tenemos una vida increíble, pero algunos más que otros).
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