DEJAR CAER EL PESO MUERTO DEL CUERPO

by - febrero 06, 2014


¿Sabes? volar contigo no es seguro. Te gusta agarrarme de la muñeca y ascender rápidamente para luego bajar y sentir ese cosquilleo en el estómago. Para ti es un juego. Dejar caer el peso muerto del cuerpo y, a pocos metros del suelo, remontar. Luego te ríes a carcajadas y me abrazas. Y yo, con la mirada perdida, no puedo evitar el  sudor del pánico que chorrea por mi frente. Me tiemblan las piernas. Me cuesta caminar. Pero he de admitir que mientras me llevas arriba, veo nubes con formas inimaginables, y el color del atardecer no se conoce en este mundo. Tu siempre me dices que merece la pena. Tal vez. Pero sigo pensando que volar contigo no es seguro. Quién diría que te dan miedo las alturas. Que no subimos a la Torre Eiffel porque podrías marearte. Que siempre miras hacia arriba para admirar los monumentos. Que nunca te asomas al balcón. Me dices que no tenga miedo pero sabes perfectamente que ahí abajo no hay red. No hay expertos controlando y esperando a que bajemos. Ni siquiera tenemos un mísero casco. Aun así, te doy la mano. Con todas las partes de mi cuerpo tensas, con una pierna hacia atrás dejando ver mi inseguridad y mi miedo. Pero mi mano siempre busca la tuya. Y me vuelves a agarrar fuerte la muñeca y a volar. Mientras estamos arriba todo va aparentemente bien. Hablamos de cosas normales, pero siempre te hago esa pregunta. "¿Por qué vuelan los aviones?, no lo entiendo". Me fascina ver cómo un gigante aparato de hierro se mantiene tantas horas en el cielo. Tu siempre me contestas que me da miedo volar porque desconozco cómo funciona. Pero que diariamente, y a todas horas, la gente vuela sin parar. Que el porcentaje de error es mínimo. Entonces me guardo las palabras y me digo a mi misma que yo no quiero un porcentaje de error contigo, por muy mínimo que sea. Me gustaría ser como tú. Ser yo quien te agarre de la muñeca esta vez y subir para enseñarte cosas nuevas. Sin miedo. Sin el sudor frío que me provocas cada vez que sales por la puerta. Aun sabiendo que hay un porcentaje del 99% de que vuelvas. Siempre me dices que no tenga miedo. Me abrazas y te ríes. Pero ¿cómo no voy a preocuparme si existe un 1% de posibilidades de partirnos las alas?.

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