Ari Jiménez, gran cantautor y programador del Ciclo Patios En-cantados, organizado por el Cabildo de Gran Canaria en la Casa-Museo León y Castillo, me propuso participar en el proyecto compartiendo cartel con grandes compañeras, entre ellas mi admirada Adriana Moragues. Dije que sí sin pensarlo pero, tengo que admitir que, cuando se fue acercando la fecha, comenzaron los nervios y el miedo por cantar en un lugar totalmente nuevo para mí.

Yo nunca había estado en Telde, ni en Las Palmas de Gran Canaria ni en Gran Canaria. En el avión de ida no paraba de preguntarme quién se animaría a venir a oírme sin conocerme de nada ¿Me quedaría sola?

Uno de los miedos más grandes que afronta un cantautor independiente y no conocido ante cada concierto, es la posibilidad de quedarse solo ante una sala vacía. 

Os puedo asegurar que se pasa realmente mal. Pero he retomado mi blog, sin saber si hay alguien por aquí que me lee, y tenía que contar el increíble fin de semana que me han hecho pasar los canarios.

Nada más llegar, un amable taxista nos llevó al hotel AC Iberia Las Palmas, que, por cierto, es una maravilla y la atención de sus trabajadores no podía ser mejor. Amables, sonrientes y serviciales. ¿La habitación? Pfff... una gozada con vistas al mar.

Y nos fuimos para Telde. Y no podía creer cuando vi la sala llena al completo. Estaban esperando conocerme. Habían venido a darme una oportunidad.

Dí mi concierto ante un público tan respetuoso y atento, que hablé como nunca antes había hablado (quien me conoce sabe que me cuesta hablar en público) y me sentí agradecida y afortunada. Me sentí feliz de haber dicho que sí. De no haber sucumbido al miedo de siempre, feliz de haberme arriesgado.

El aplauso final que me regalaron fue para mí pura energía que me hace creer un poco más en mis propias canciones y me hace pensar que, a pesar de no mover grandes, ni medianas masas, solo necesito esa caricia: Una bonita y cuidadosa, como la que me dieron los canarios en Telde.



Gema Cuéllar.